Preguntas frecuentes sobre el Síndrome Cruzado Inferior

Preguntas frecuentes sobre el Síndrome Cruzado Inferior

  • 09/09/2025

¿Qué es el Síndrome Cruzado Inferior (SCI)?

Es un desequilibrio muscular que afecta principalmente la zona lumbar (espalda baja) y la pelvis. En este patrón, algunos músculos se vuelven muy tensos y cortos (tónicos), y otros se debilitan y se alargan (fásicos). Esto puede causar dolor lumbar o en caderas, mala postura (como barriga hacia fuera y espalda arqueada), y dificultad para moverse, caminar o mantener una postura erguida. Fue descrito por el médico checo Vladimir Janda, quien propuso un modelo funcional basado en desequilibrios musculares entre grupos opuestos.

¿Por qué ocurre el Síndrome Cruzado Inferior?

El cuerpo humano tiene dos tipos principales de músculos según su función. Los músculos tónicos o posturales están siempre activos para mantenernos erguidos, tienden a acortarse o tensionarse por sobreuso o falta de estiramiento, y suelen volverse hiperactivos causando restricciones articulares o dolor. Ejemplos en el SCI incluyen el psoas ilíaco y los erectores espinales lumbares. Los músculos fásicos, por otro lado, se activan para generar fuerza y movimiento. Son propensos a debilitarse con el desuso, el dolor o la inmovilización. Su inhibición genera pérdida de control motor y estabilidad. Ejemplos en el SCI son los glúteos y los abdominales profundos (transverso del abdomen). En el SCI, los músculos tónicos están acortados y tensos, mientras que los fásicos están débiles y alargados.

¿Qué cambios ocurren en el cuerpo con el SCI?

Se produce un aumento de la lordosis lumbar (curvatura excesiva de la espalda baja) y una anteversión pélvica (inclinación hacia adelante de la pelvis). Estos cambios biomecánicos causan tracción muscular anómala, desequilibrio postural, dolor lumbar, rigidez y pérdida de control motor eficiente. Los músculos acortados tiran de las estructuras óseas, y los débiles no logran estabilizar adecuadamente la pelvis y la columna.

¿Qué síntomas puede causar el Síndrome Cruzado Inferior?

Dolor en la zona lumbar o caderas, postura con abdomen prominente y espalda arqueada, sensación de debilidad o desconexión en glúteos y abdominales, fatiga al estar de pie mucho tiempo o al caminar, rigidez muscular en caderas o espalda baja.

¿Cómo saber si tienes el Síndrome Cruzado Inferior?

Las señales comunes incluyen dolor lumbar recurrente o rigidez pélvica, dificultad para mantener una buena postura, sensación de debilidad al activar los glúteos o el abdomen, hiperlordosis visible en postura de perfil y marcha ineficiente o con compensaciones. Una evaluación profesional puede incluir observación postural, test de flexibilidad como el test de Thomas, pruebas de fuerza de glúteos y abdominales, análisis de la marcha y movilidad pélvica.

¿Qué subtipos de SCI existen?

  • Subtipo A: patrón más clásico y estático, con aumento de la curvatura lumbar y anteversión pélvica marcada. Es común en personas sedentarias con debilidad abdominal.
  • Subtipo B: presenta compensaciones más complejas en diferentes planos, con mayor desorganización del control motor global y puede asociarse a alteraciones cervicales o dorsales, formando parte del Síndrome Cruzado Superior.

¿Qué músculos están afectados en el SCI?

Los músculos tónicos afectados (tensos y acortados) son el psoas ilíaco, los erectores espinales lumbares y, en algunos casos, los isquiotibiales. Los músculos fásicos afectados (débiles e inhibidos) incluyen el glúteo mayor y medio, así como los músculos abdominales profundos como el transverso del abdomen.

¿Qué consecuencias puede tener el SCI a largo plazo?

Puede producir dolor crónico lumbar, degeneración de discos intervertebrales y articulaciones facetarias, inestabilidad pélvica con riesgo de lesiones en rodillas o caderas, dificultades funcionales como caminar, correr o agacharse, hernias o disfunciones viscerales por alteración de la presión intraabdominal, y procesos de sensibilización central que perpetúan el dolor.

¿Cómo se trata el Síndrome Cruzado Inferior?

El tratamiento debe ser individualizado e integral. Se basa en tres pilares: estiramiento de músculos acortados (como psoas, erectores espinales e isquiotibiales), fortalecimiento de músculos inhibidos (glúteos y abdominales profundos) y reeducación postural. También se incluyen técnicas de respiración diafragmática, cambios ergonómicos y entrenamiento funcional.

¿Qué ejercicios fáciles puedo hacer para comenzar?

  • Estiramiento del psoas: da un paso largo hacia adelante y baja la rodilla trasera al suelo, siente el estiramiento en la parte frontal de la cadera, mantén 30 segundos y cambia de pierna.
  • Puente para glúteos: acuéstate boca arriba con rodillas dobladas, eleva las caderas apretando los glúteos, mantén 5 segundos y baja lentamente, repite 10 veces.
  • Contracción abdominal profunda: acuéstate boca arriba con rodillas flexionadas, lleva el ombligo hacia la columna sin contener la respiración, mantén 10 segundos y repite 10 veces.

¿Qué consejos ayudan a controlar el SCI día a día?

Levantarse y moverse cada 30-40 minutos si estás sentado, usar una silla con buen apoyo lumbar, evitar tacones altos o calzado sin soporte, mantener una actividad física regular como caminar o nadar, y consultar a un fisioterapeuta para recibir un programa personalizado.

¿Qué técnicas avanzadas complementan el tratamiento?

Terapia manual para liberar restricciones miofasciales, ejercicios neuromusculares para restaurar el control motor, entrenamiento funcional para mejorar la transferencia de fuerzas en la vida diaria, respiración diafragmática para estabilizar el core, y en casos complejos, técnicas de biofeedback y neuroplasticidad.

¿Cuál es la importancia de comprender los músculos tónicos y fásicos en el SCI?

Comprender esta clasificación permite identificar qué músculos deben ser estirados y cuáles fortalecidos, guiar la intervención terapéutica y entender la lógica detrás de los patrones posturales alterados. Es fundamental para establecer un tratamiento correcto y duradero.

¿Qué rol cumple la respiración diafragmática en el tratamiento del SCI?

Ayuda a optimizar la estabilidad del core aumentando la presión intraabdominal de manera controlada, mejora el soporte funcional de la columna y pelvis, y reduce la tensión lumbar.

¿Cuál es la clave para un tratamiento exitoso del SCI?

Un diagnóstico preciso, intervención personalizada, combinación de ejercicios de estiramiento y fortalecimiento, educación postural, mejora de patrones funcionales y seguimiento continuo. El objetivo es restablecer el equilibrio muscular y prevenir recaídas a largo plazo.

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